En Gaza los hospitales trabajan sin luz ni anestesia


Cada día se elige entre quién vive y quién muere.

En los ruinosos hospitales de la Franja de Gaza, que están al borde del colapso sin electricidad ni suministros básicos, los profesionales médicos y de enfermería dicen que ahora deben decidir qué pacientes reciben ventiladores, quiénes son reanimados o quiénes reciben algún tratamiento médico. Los trabajadores de la salud toman decisiones rápidas en medio de los gritos de niños pequeños que deben someterse a operaciones cerebrales y procedimientos de amputación sin anestesia ni agua limpia para lavar sus heridas.

Mientras cuadras enteras de apartamentos, escuelas y hospitales se desmoronan bajo los bombardeos israelíes que han causado un devastador número de víctimas civiles, algunos veteranos de la medicina en tiempos de guerra dicen que las condiciones en el territorio superpoblado y empobrecido de Gaza son las peores que han visto.

“Nuestros equipos están física y psicológicamente agotados”, dijo Basem al Najjar, subdirector del hospital al-Aqsa en la ciudad de Deir al-Balah, en el centro de Gaza.

“Algunos médicos se quedan una semana entera en el hospital y, a veces, algunos miembros de sus familias son llevados al hospital muertos o heridos. Otros médicos regresan a sus casas y allí los matan” y, luego, sus cuerpos regresan al hospital, dijo. También afirmó que tres miembros del personal del hospital habían muerto en sus casas, debido al bombardeo militar israelí.

Israel ha bombardeado Gaza durante semanas en respuesta al ataque del 7 de octubre perpetrado por Hamás, el grupo armado palestino que gobierna el territorio. El ataque mató a cerca de 1400 personas dentro de Israel.

El Ministerio de Salud de Gaza dijo el domingo que más de 9700 palestinos fueron asesinados en Gaza y casi 25.000 resultaron heridos. Es una cifra que aumenta a diario y se cree que algunas de las víctimas aún están enterradas bajo los escombros.

El asedio que Israel impuso al territorio después del ataque del 7 de octubre también ha creado una escasez abrumadora de combustible, alimentos, agua, medicinas y otros productos básicos. En la mayor parte de Gaza no hay electricidad después de que Israel cortó el suministro y la principal central eléctrica se quedó sin combustible hace casi cuatro semanas. Israel está retrasando las entregas de combustible y limita drásticamente el ingreso de ayuda humanitaria al territorio.

Los médicos dicen que tienen muchas dificultades para mantener con vida a sus pacientes con los pocos suministros que tienen. Casi la mitad de los hospitales de Gaza han cerrado por completo debido a los daños causados por los ataques aéreos y la grave escasez de combustible, mientras que los que siguen abiertos brindan atención mínima, en el mejor de los casos, según dicen los médicos.

La falta de suministro de agua dulce y de yodo imposibilita la limpieza de las heridas, que en algunos casos tienen gusanos que mordisquean la carne carbonizada y desgarrada de los pacientes, según entrevistas con médicos de cuatro hospitales de Gaza. Sin el agua adecuada, los médicos y las enfermeras no pueden proporcionar el saneamiento que necesitan sus pacientes, tampoco pueden lavar las heridas o las sábanas de los hospitales.

En algunos hospitales, cuando las personas llegan con un paro cardiaco no son reanimadas porque el personal médico prefiere trabajar con pacientes que tienen mayores posibilidades de sobrevivir. Son pocos los heridos críticos que obtienen una cama de hospital. Y todavía menos los que reciben un ventilador o anestesia cuando los operan, incluso para cirugías cerebrales, dijeron los médicos. Los doctores dicen que la anestesia escasea desde hace unas dos semanas.

Además de todas esas dificultades, los hospitales también se han convertido en orfanatos temporales, según los trabajadores de la salud.

En algunos casos, los niños han llegado a los hospitales después que sus familias murieron en la guerra, otros vieron cómo sus padres morían en camillas o tirados en pisos de baldosas. El personal médico ha atendido a algunos de los niños hasta que un familiar va a recogerlos.

Najjar dijo que cada día en su hospital comienza con una lucha para preservar los escasos suministros de combustible. Esa dificultad la comparten los otros 19 hospitales en Gaza que todavía funcionan en diversos niveles.

Y la presión sobre esos hospitales aumenta a medida que equilibran la falta de otros 16 hospitales que ahora están fuera de servicio, según un comunicado del Ministerio de Salud publicado el 2 de noviembre.

El 3 de noviembre, una explosión cerca de la entrada del hospital al-Shifa en la ciudad de Gaza impactó a una caravana de ambulancias que transportaban heridos que se alistaban para evacuar a Egipto, según un portavoz de Hamás y Mohammad Abu Salmiya, director del hospital. Trece personas murieron y muchas otras resultaron heridas, según relató Abu Salmiya, quien detalló que entre los heridos se encontraban paramédicos y pacientes evacuados, mientras que el hospital sufrió daños por la explosión.

Otros dos hospitales fueron atacados ese día, según la Organización Mundial de la Salud.

El Ejército israelí dijo que había llevado a cabo un ataque aéreo contra una ambulancia “utilizada por una célula terrorista de Hamás”. Un portavoz militar israelí, el mayor Nir Dinar, confirmó que fue el mismo ataque que provocó la explosión fuera del hospital.

Los médicos de dos hospitales de Gaza dijeron que, debido a la falta de electricidad, los acondicionadores de aire no funcionan, por lo que el calor ha aumentado tanto que está haciendo que supuren las heridas de los pacientes. El personal médico necesita las escasas reservas de combustible para iluminar los quirófanos.

En el hospital Kamal Adwan, al norte de Gaza, las intervenciones quirúrgicas se realizan con la linterna de un teléfono celular, según un médico del lugar. A veces se utiliza vinagre para desinfectar las heridas porque no hay yodo.

La Franja de Gaza ha quedado sumida en la oscuridad y aislada del mundo después de que la única central eléctrica del territorio se quedara sin combustible y de que el ejército israelí cortara las telecomunicaciones. Los conductores de ambulancias dicen que a menudo tienen que perseguir los sonidos de los ataques aéreos para saber dónde se les necesita.

Con la escasez actual de alimentos en Gaza, los miembros del personal médico dicen que solo comen una vez al día, si el hospital puede darles comida, y duermen en los pasillos junto a miles de personas desplazadas que han buscado refugio en las salas médicas de toda la Franja de Gaza.

“Estamos tomando decisiones difíciles”, afirma Mohammed Qandil, especialista en medicina de urgencias y cuidados intensivos del hospital Nasser de Jan Yunis, ciudad del sur de Gaza.

“Elegimos quién recibe ventilación decidiendo quién tiene más posibilidades de sobrevivir”, dijo. “Para nosotros, como equipo, no son decisiones fáciles. Es un tema moralmente delicado que implica mucha culpa”.

Hizo una pausa, reflexionando sobre los crecientes llamados internacionales para que Israel acepte un alto al fuego que permita la entrada de ayuda humanitaria en Gaza.

“Tenemos que tomar estas decisiones, pero no creemos que sea culpa nuestra”, dijo Qandil. “Creemos que es culpa de toda la humanidad, que es incapaz de proporcionarnos ayuda médica segura y continua”.

Luego suspiró.

“A toda la gente que viene aquí, no podemos salvarla”, dijo mientras hacía un balance de las vidas que vio apagarse, muchas de las cuales, según él, habrían podido salvarse antes del conflicto actual.

“Las puertas del hospital están abiertas, pero la atención que podemos dar… es insignificante”.


Hiba Yazbek Yazbek colaboró con reportería.

Maria Abi-Habib es corresponsal de investigación radicada en Ciudad de México y cubre América Latina. Anteriormente ha reportado desde Afganistán, todo Medio Oriente e India, donde cubrió el sur de Asia. Más de Maria Abi-Habib



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